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viernes, 19 de marzo de 2010

Viajes

Estos días sé que no presto al blog la atención que merece, pero los cursos de diseño gráfico que estoy haciendo me acaparan completamente. Acabo tan saturada del ordenador que no quiero saber nada de teclados ni pantallas y los únicos instantes que me quedan libres son a primera hora de la tarde, cuando me concedo un descanso.

En ese momento entro en una cafetería de los Castros, si puedo, mejor acompañada, y echo un vistazo nostálgico a la legión de periódicos. Antes me encantaba leerlos, pero desde hace unos años sólo tropiezo con noticias trágicas: paro, crisis, catástrofes, sucesos escabrosos, alguna tontería que alguien dijo en un momento inoportuno y que se complicó demasiado o los minúsculos breves de cosas curiosas y cotilleo.
Empiezo a pasar hojas rápidamente y me paro en la agenda cultural.
Por fin, un respiro.
Anoto algo si me interesa y en seguida los dejo para llevarme la revista de viajes.
Bieito no entiende muy bien por qué lo hago, al fin y al cabo, no tengo dinero para irme a muchos de esos sitios, pero afortunadamente me sobra imaginación, así que cuando veo esas fotos a toda página, con paisajes de Canadá, Japón, Ámsterdam..., en cierta manera, ya estoy despegando.
Como él no está muy convencido, leo en voz alta algún que otro párrafo. A veces le hablo de atardeceres espectaculares en el cañón del Colorado, describo la idiosincrasia de Nueva York o me paro en los maravillosos pueblecitos suizos. Entonces, sin darse cuenta, comienza a hacerme preguntas o añade comentarios de algún documental que ha visto.
Es muy fácil cautivarle y eso me encanta.
Pensamos en Escocia y en si los hombres no llevan de verdad nada debajo de la falda. Derivamos de allí a los acantilados, partiendo de las Highlands.


- Los fiordos noruegos ¿serán tan altos como dicen? Y qué será mejor, ¿verlos desde arriba o desde abajo? -le pregunto.
- Non sei, quizais desde arriba, para ver o vacío.
- También Nueva Zelanda tiene que ser impresionante.
- Buf! Pero tardas varios días en chegar entre escala e escala. A miña amiga, a australiana, volvíase tola con tanto cambio -recuerda- A min gustaríame ir a Alemania.
- De Alemania me gustan sus pueblos. Siempre he querido hacer la ruta de los cuentos.
- Que ruta?
- La de los hermanos Grimm, desde Hanau cerca de Frankfurt hasta Bremen. Recorres los castillos que los inspiraron para escribir la Bella Durmiente, Rapunzel  o la Cenicienta, la aldea de Caperucita Roja, los caminos del Flautista de Hamelin...

Colecciono itinerarios, es una afición más como otra cualquiera. Tengo una caja enorme en el armario, tipo archivador, con reportajes de viajes de todos los continentes. Algunos me los he aprendido de memoria y me han llegado a preguntar si había estado en Londres, Turquía, Viena... Cuando lo único que conozco son fotos.
Bieito ya lo sabe y me usa de Tom-Tom.

- Si, sería bonito... -dice mientras sus ojos se pierden en algún punto lejano- Poderiamos facelo en bicicleta! -propone ocurrente.
- ¡Hala, venga. La bici a cuestas! ¡Son unos cuantos kilómetros y yo no estoy preparada!
- Sempre igual! Que tes en contra da bici? Cansaríaste moito menos.
- ¡No cuando tuviera que ir montaña arriba! ¡Y después cargas tú con la bici y conmigo! 
- Boh -me mira de soslayo- Isto de que non me sexas deportista...
- Te quejarás ¡A ver quién aguanta seis horas seguidas andando por los senderos del Señor!
- Siiiiiii, en plena xungla estiveches! -espeta con sorna- Facendo músculo coma unha campiona! -exagera riéndose, a la vez que intento estamparle una colleja y me agarra las manos antes de tiempo- Dios! Impresionante! -dice para provocarme.
- ¡Como sigas así, vas mal! -le amenazo y sin embargo, ya me estoy riendo con él.

Al final, ni vamos a Alemania, ni a Noruega y mucho menos a Nueva Zelanda. De hecho, estoy preparando un fin de semana en Portugal con unas amigas, pero, para una cabeza como la mía, cualquier lugar es un buen sitio para buscar aventuras si llevas la compañía adecuada.

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