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miércoles, 18 de agosto de 2010

Construya su propia pirámide

Hoy en clase el profesor habló de la pirámide de Maslow y analizó las necesidades que una persona debe satisfacer para lograr la autorrealización y la felicidad, según el nivel en el que se encuentre.
La teoría que este psicólogo humanista estableció en 1934 todavía se utiliza hoy en márketing a la hora de diseñar una campaña.


La escala puede variar en función de los intereses del individuo. Como comentamos en el aula, hay gente que valora más tener un Rolex de oro, que tener amigos, o a la inversa. En ello intervendrán otras variables como el tipo de educación que hayamos recibido, cómo haya sido nuestra niñez, nuestras experiencias... Pero normalmente tenderemos a cubrir primero las necesidades físicas e iremos ascendiendo hasta llegar a aspectos de corte psicológico, espiritual, etc.
También pueden darse interacciones entre varios estadios, por ejemplo, si nos sentimos inseguros, es probable que no podamos dormir. Todo está relacionado.

Bueno, pues después de escuchar la teoría, se me ocurrió pasar a la práctica y nada tenía ni pies ni cabeza.
Por más que miraba y miraba el triángulo, no encontraba mi lugar. ¿Cómo se puede establecer un esquema de lo que es o pretendes que sea tu vida?
Por ejemplo, yo tengo completos el primer estadio, el tercero y el quinto. ¿Cómo se come eso? ¿No tiene que ser una evolución natural? ¿o puedes ir a saltitos?
Y en mi caso en concreto, ¿por no tener todas las fases, no puedo ser feliz?
Anda-anda-anda

Yo no conozco a nadie que sea capaz de cumplir todos estos requisitos. Hasta aquellas personas que parecen tenerlo todo albergan un motivo de queja o de preocupación.
Nuestra necesidad innata de evolucionar permanentemente nos condiciona para sentirnos frustrados, hagamos lo que hagamos.

En cierta manera, es útil, porque gracias a ello no nos conformamos e intentamos cambiar las cosas para mejor. Crecemos mentalmente en ese proceso. Pero también es peligroso, porque podemos caer en la trampa de no saber disfrutar de nuestros logros.

Por desgracia, desde pequeñitos nos han preparado para triunfar y con el ansia de la juventud diseñamos un futuro maravilloso que es muy posible que no se cumpla. ¿Quién te enseña la derrota? Nadie, pero tendrás que lidiar con ella. Y en ese árido desierto, estarás solo, porque es una lucha interior.
Es aquí donde me peleo con la pirámide.

¡Claro que puedes ser feliz aunque te falten algunos escalones! Sólo tienes que saber qué cosas puedes cambiar para conseguirlo y cuáles no, qué es lo que depende de ti y qué no.

Vamos a ver. Vuelvo a ponerme a mí como base de mi argumento.
Yo no tengo trabajo, por lo tanto, no cumplo ni la zona 2 ni la 4.
Podría agobiarme, comerme la cabeza, dar vueltas en la cama, dejar de salir con mis amigos... ¿Pero eso alteraría mi situación?
Más allá de agarrar una depresión del quince, no.
Paso de rollos ¿Qué puedo hacer? 
Aumentar mi formación; seguir una política activa de búsqueda de empleo (estar pendiente de las noticias, las redes sociales, bolsas de trabajo, conocidos); cultivar mis aficiones -aportan más cosas de las que parece- y cuidar mis lazos afectivos, ya que son mi apoyo moral y mi motivación.
Aún así, no encuentro trabajo.
Vale, eso ya no depende de nosotros, son causas externas.


Estamos sumidos en una crisis económica que va a hacer esto muy difícil. No vamos a intentar tirar molinos de viento, pero es muy posible que al mantener la actitud positiva de antes, acabemos por salir del atolladero y a lo mejor, hasta nos cargamos una de las aspas.

Desde luego, hay que tener en cuenta que el camino para conquistar esos estadios de los que no disponemos va a ser largo, es conveniente hacerse a la idea, pero a cada pasito que demos, tenemos que hacer una fiesta. No hay que dejarlo pasar, porque tiene mucho mérito. Por insignificante que resulte, nos ayudará a seguir adelante cuando lo más fácil es retroceder y esconderse.

Además, pensar y tener en cuenta siempre aquello con lo que ya contamos, nos acerca mucho más a ese pico del triángulo. Aunque no coloquemos algunas piedras, podemos llegar hasta arriba igual.
Por suerte, todos guardamos algo que nos hace felices, disfrutar de ello sólo depende de nosotros.

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